domingo, 11 de abril de 2010

Memoria Viva, Testimonios del desastre

(...) Cuando se recogió el mar, el canal de Chacao quedó convertido en un hilo de agua, asomándose viejas naves hundidas hace siglos, tenia dos lanchas, en una de ellas, La Fresia, eché ropa de cama y alimentos, pero el agua llegó tan rapido que se la llevó y cuando se recogió de nuevo me embarqué en la Minerva prácticamente con nada y en ella pude capear el maremoto (...) Arístedis Olavarria


(...) Me encontraba en Ancud cargando mercadería en la chalupa cuando ésta se soltó con la fuerza de la primera ola y fue llevada por el mar. Estas olas tenían de 7 a 8 mts. de altura. Al otro día salí en busca de la chalupa y llegando a casa al tercero, cuando ya todos me daban por muerto, en el mar flotaba de todos. Personas muertas, animales ahogados, objetos diversos, restos de casa, etc. Parecía que era el fin del mundo (...) Rafael Cárdenas H.


(..) El diario El Llanquihue de Puerto Montt, publica el 15 de Junio de 1960: "El pueblo presenta un espectáculo deplorable. El maremoto le cercó de agua, anegó extensa cienaga llegando hasta el Reten de Carabineros y por frente hasta la escuela, lo que causó su total aislamiento. Los puentes Carahué, Las Pajas, El Dadí, Las Dunas, El Rey y Puquetrín, fueron destruidos y la vía caminera se encuentyra bajo el agua en una extension de 19 Kms., haciendo penosa la situacion para quienes viajan a caballo a Maullín y viceversa, entregandose a una lucha por la vida. Hay tres vados sumamente hondos y pozas profundas de Fango, que al pasarla los junetes deben amarrase unos a otros por si alguno queda pegado al barro (...) Diario El Llanquihue. 15/06/1960

Irene Vera Barría.
Edad: 82.

El día del terremoto me encontraba con mi hija Nancy que tenía tres años y una sobrina, en el cementerio, en la tumba se mí hijo. De pronto la tierra comenzó a moverse en forma ondulada y bruscamente, no puedo dejar de recordar como se movía el portón del cementerio que era muy grande y de madera, no nos manteníamos en pie, recuerdo que nos abrazamos las tres y lloramos mucho. Cuando todo pasó corrimos a la casa y mi marido, Carlos Payahula, ya venía a encontrarnos, en eso vi que el mar estaba en seco y del mismo lugar nos fuimos a La Picuta.
La primera ola era pequeña pero la segunda ya era más grande, como tres o cuatro metros, pero tenia mucha fuerza, el mar entró por la bahía y se llevó dos casas, la de Don "Moroco", la del abuelo José Payahuala y también corrió de su sitio la casa de Doña Ernesta Velázquez (que no fue destruída). Del cerro vi que el mar entró del pacífico hasta la altura donde hoy está el Reten de Carabineros, no se juntaron las dos aguas.
Nos quedamos en el cerro 20 días, porque teníamos miedo de que el mar volviera a salir, además temblaba mucho y todos los días. Durante los primeros días, no recibimos ayuda de nadie prácticamente no existía un camino entre Carelmapu y Maullín, había una senda que se recorría a caballo, además veíamos del cerro que el mar había subido mucho hacia Peime.
cuando pasaron helicópteros norteamericanos hacia Ancud, nos vieron en el cerro, y nos prestaron ayuda, igual íbamos a las casas a buscar alimentos el agua la sacábamos de vertientes, electricidad no había.
No murió nadie, porque había duelo, había fallecido Doña Carlina Guerrero y se suspendió el baile del 21 de mayo, por eso la gente estaba sobria y reacciono a tiempo. La ayuda la entregaba la iglesia católica.

Nombre: Neftali Sánchez Torrealba
Edad: 81 años

El día del Terremoto me encontraba en mi casa jugando con mi sobrino Rodrigo Toledo (profesor de la Escuela Pensylvania) en el patio. La tierra comenzó a moverse bruscamente y no nos manteníamos en pie. Corrimos y nos abrazamos a un árbol de ciruelo del patio.
Cuando todo paso, salimos corriendo y vimos que el mar se había recogido, mucha gente corrió hacia las embarcaciones y tuvimos que decirles que salgan, porque era mas peligroso. de ahí corrimos al cerro La Picuta y nos quedamos ahí casi 20 días, solo bajamos algunas veces a buscar comida, ya que teníamos miedo de que el mar volviera a salir.
No recibíamos ayuda, no había camino, solo una senda que se recorría a caballo, cuando los helicópteros pasaron hacia Ancud, nos vieron y nos dieron ayuda.
Co el correr de los años el mar se acomodo como esta ahora, pero la mayoría de la gente empezó a vivir donde hoy es la calle O'Higgins.
Luego que nos ubicaron, el gobierno de la época determinó estado de sitio y se formaron brigadas en todos los lugares afectados, con el objeto de rescatar enseres y buscar cadáveres. Si bien es cierto acá no murió nadie, si hubo muchas muertes en la zona del Río Maullín, Nahuelco y Chiloé, sobretodo el sector Pudeto.
Me tocó ir en brigada a Quemchi, en ese lugar encontramos embarcaciones y restos de ellas, de acá, de Ancud y de Maullín, había también muchos cadáveres en su mayoría de Pudeto. Cuando regresamos venían muchas embarcaciones cargadas con cadáveres, algunas venían de las costas del sector del Chaitén, por esos lugares se encontraban muchos cuerpos. Después de esto comenzó la construcción del camino entre Maullín y Carelmapu y recibimos la ayuda del Estado de Pensilvania (EE.UU) y se construyó la población de lleva su nombre, como se dan cuenta se construyó bien arriba, por que a esos lugares no llegó la ola.
La Iglesia Católica era la encargada de distribuir la ayuda la gente, en realidad las cosas se compraban en Ancud, en el Puerto Libre, el que fue destruido por el Maremoto, ha Maullín casi no íbamos ha comprar nada por el asunto del camino. Igual se generaron conflictos por las cosas que llegaban principalmente en la repartición de los cigarros, hubo varias peleas a combo por un paquete de cigarro.

Grupo Nº 3 Dirigido por Paola Payahula







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